“El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí” – Mar garcía Puig “Historia de los vertebrados”
Leer estas palabras y encontrar en ellas la honestidad, la valentía y la verdad, de un mensaje que callamos muchas de nosotras.
Ser madre y sentirse una mala madre, a veces, se sienten como la misma cosa.
Es una realidad diaria y callada, porque al hecho de ser madre se le atribuyen cualidades inmaculadas.
Mamá es buena.
Mamá es generosa.
Mamá puede con todo.
Mamá es la mejor.
El precio es sentir que nunca llegas a cumplir una expectativa, a veces impuesta desde fuera, pero muchas veces interiorizada como propia.
Un ideal, tan ideal que es inaccesible.
Y el no llegar a él produce culpa, porque la culpa no es más que la ruptura de un ideal.
La culpa aparece cuando sentimos que rompemos con la idea de cómo ‘debería ser’ algo, en este caso, cómo deberíamos ser como madres.
Existe una idea de cómo es ser madre, paciente, amorosa, cuidadora y cuando esta idea no se da se crean mensajes internos como: “no soy buena madre”; “me siento mala madre”, “me siento culpable”
Y estos pensamientos, tan comunes como dolorosos, son el eco de una herida que merece ser mirada, entendida y sostenida con compasión.
Pero la culpa no surge porque estemos haciendo algo mal, sino porque nos duele no poder ser aquello que creemos que deberíamos ser.
La culpa nace dentro de nosotras. Se construye con nuestros pensamientos, y desde ahí también podemos comenzar a transformarla.
Entender que la culpa está alejada del amor hace que pasemos a verla como una señal de alarma.
STOP.
La culpa te señala que te has desviado del camino del amor.
Cuando te sientas mala madre, cuando te sientas culpable, mira ese sentimiento de culpa cómo algo que te indica que ese no es el camino.
Participa de una forma consciente en su transformación.
Obsérvate sintiendo culpa y conecta con el autoamor y la compasión.
Eres la mejor madre que puedes ser desde tu conciencia y tu amor. Y desde ahí, la culpa no tiene lugar.
Conecta con el amor que sientes y deja atrás la culpa.
Si te sientes desbordada por la culpa o atrapada en la idea de ser una «buena madre», envíame un mensaje; te acompaño a transformar la culpa en AMOR.