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Mi maternidad juzgada: la presión social que me llevó a mentir sobre la lactancia

Madre amamantando a su bebé en una hamaca, reflejando la intimidad de la lactancia en medio de la presión social y viviendo una maternidad juzgada.
Written by
Rocío Mesa

Recuerdo varios momentos clave de mi maternidad en los que me sentí completamente falta de recursos. A veces opté por el silencio; otras veces, por una huida disimulada con un “perdona, tengo que…”.

Y cuando se trató de la lactancia, recurrí a una mentira: “no tuve subida de leche”. Todo esto, por la presión social y el miedo a ser una mamá juzgada.

Hoy te comparto por qué, a veces, el mayor reto de ser mamá no son los hijos, sino el juicio que nos rodea.

¿Por qué la presión social en la maternidad puede llevarnos a mentir?

Partiendo de mi propia experiencia, reconozco que la presión social en la maternidad muchas veces nos coloca en situaciones donde sentimos que no podemos ser auténticas.

Cuando falta el apoyo o los recursos emocionales para expresar lo que realmente vivimos, es fácil caer en el silencio, la evasión o incluso la mentira.

Mentir, aunque no sea lo ideal, a veces se convierte en una estrategia para protegernos del juicio de los demás, para evitar críticas o simplemente para no exponernos en un momento de vulnerabilidad.

La maternidad nos confronta con expectativas ajenas y con una constante comparación, lo que puede alejarnos de nuestra intuición y de nuestra verdad como madres.

A menudo, lo más difícil no es criar a nuestros hijos, sino sostener la mirada de quienes nos juzgan. Y en ese intento de encajar, podemos desconectarnos de nosotras mismas y de nuestro instinto maternal, olvidando que cada maternidad es única y válida.

Además, tenemos que combinar las dificultades propias de la crianza con la presión constante de sentirnos juzgadas o comparadas. Esta presión social, especialmente en un momento tan estresante y agotador como el postparto y los primeros meses de vida de un bebé, puede ser verdaderamente devastadora.

En mi caso, mentir sobre la lactancia fue un recurso de supervivencia: una manera de no perder energía explicando o justificándome frente a quienes opinaban sin saber por lo que realmente estaba pasando.

La presión social en la maternidad nos puede llevar a tomar decisiones inesperadas, solo para protegernos del juicio externo.

¿Por qué las mamás juzgan a otras mamás?

Madre practicando la lactancia en un ambiente tranquilo y luminoso, representando un momento de conexión íntima con su bebé.

Encontrarás muchísima información y teorías al respecto, pero si vuelvo a mi propia experiencia, te diría que, en el fondo, hay mucho miedo.

El juicio hacia otras mamás suele ser una coraza que construimos para proteger nuestras propias inseguridades, vulnerabilidades y carencias.

Lo sé porque lo he sentido en carne propia: me he sentido juzgada, pero también reconozco que yo misma he juzgado a otras madres.

El juicio suele aparecer de forma inconsciente y automática, especialmente en esos momentos en los que no estamos bien, cuando estamos desconectadas de nosotras mismas, de nuestro momento y, sobre todo, del amor hacia nosotras y hacia las demás.

Juzgar puede ser una manera de intentar sentirnos menos solas en nuestras dificultades, o de validar nuestras propias decisiones de crianza. Sin embargo, al final, nos aleja de la empatía y del apoyo que tanto necesitamos en la maternidad.

Es mucho más difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual, todo el mundo opina.”
— Josep Pla

 ¿Qué hacer cuando te sientes juzgada como madre?

Si has llegado hasta aquí, sé que te sientes identificada con esta situación. Quiero recordarte que no estás sola y que mereces vivir tu maternidad desde la autenticidad, no desde el miedo al juicio.

1. Trabaja tu mirada interna
Conecta contigo misma, con tu propia maternidad y con lo que realmente es importante para ti y tu familia. Recuerda: tú y tus circunstancias son únicas.

Eres la legítima madre de este bebé.

2. Rodéate de personas que te apoyen
Busca redes de apoyo donde puedas ser tú misma, compartir tus dudas y sentirte escuchada sin miedo a ser juzgada.
Lo más importante es el proyecto que estás creando; a veces, implica dejar atrás o “aparcar” personas o ambientes que no te hacen bien en este momento.

Protege tu energía y tu visión.

3. Practica la autoescucha
Permítete sentir, poner nombre a lo que te pasa y darte espacio para procesarlo.
Busca unos minutos de verdadero silencio cada día; bastan 10 minutos sin distracciones para conectar con la claridad que necesitas en tu día a día.

Escucha tus emociones y necesidades.

4. Recuerda que no tienes que dar explicaciones
Tus decisiones de crianza no necesitan ser justificadas ante nadie. Confía en tu instinto y pon límites cuando sea necesario.
No sobre expliques para hacerte comprender o sentirte aceptada por la otra persona; es una pérdida de energía.

 El silencio es una opción de respuesta.

5. Busca acompañamiento profesional si lo necesitas
Si la presión social te sobrepasa, pedir ayuda es un acto de amor propio. Un profesional puede acompañarte a recuperar tu bienestar y seguridad.

He compartido mi experiencia personal sobre la presión social y la maternidad juzgada en mis redes. ¿Te apetece escucharme?

Si conectas con mi experiencia, déjame tu comentario o compártelo con otras mamás. ¡Gracias por estar aquí!