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Gestión de emociones en la maternidad: guía práctica para no explotar a diario.

Written by
Rocío Mesa

La gestión de emociones y la vuelta al cole parecen ideas incompatibles.

Septiembre y la vuelta al cole traen mochilas, rutinas nuevas, adaptación, reuniones, madrugones… y tus emociones también vuelven a clase. La maternidad es una montaña rusa emocional, hay días de risas llenos de ternura y otros de culpas infinitas, momentos de gritos que no querías y ese nudo en la garganta que susurra: «no llego a todo, me siento culpable».

Esta es una guía sencilla y práctica, para que la gestión de emociones no signifique reprimir, sino acompañar lo que sientes con cuidado y presencia.

¿Por qué la gestión de emociones es clave, especialmente en la maternidad?

Impacto en lo cotidiano

Somos seres emocionales y las emociones son nuestra brújula interna: marcan cómo estamos, qué necesitamos, qué límites están siendo vulnerados. En la maternidad, el cuerpo y la mente se activan a diario ante exigencias múltiples: una rabieta a la salida del cole, un “no quiero ducharme” cuando ya es tarde, un email del trabajo con temas de última hora. Cuando estás sobrepasada, tu sistema nervioso reacciona desde la supervivencia: grito, huida, bloqueo.

Aprender a regular esa intensidad no es “hacerse la fuerte” sino recuperar presencia: sentir para poder elegir. Así cuidamos a nuestros hijos sin perdernos a nosotras.

Gestionar vs. Controlar

Controlar es tapar, posponer o intervenir con la idea de cambiar la situación: “no pasa nada”, “aguanta”, “no llores”. Pero, es una modificación a corto plazo, que, puede parecer efectiva, pero, por dentro la presión sube y se acumula.

La gestión de emociones es otra cosa es mirar, nombrar, regular y acompañar. Por ejemplo: “siento rabia y agotamiento”, “me siento sobrepasada”, “necesito darme 60 segundos para decidir”. Esto te devuelve tu capacidad de responder con libertad y no desde el piloto automático.

¿Qué es la carga mental… y por qué pesa tanto?

La carga mental es ese proceso invisible de anticipar, recordar y coordinar mil micro tareas: mochilas, zapatillas, pediatra, disfraces, menús, WhatsApp del cole, lavadoras, trabajo… Aunque no las hagas todas, puedes estar pensándolas todas, en un segundo plano, acumulando una especie de carga de pensamientos que te agotan y restan energía.

Ejemplos cotidianos:

  • Te acuestas y tu mente repasa listas mentales: “leche, tutoría, vacunas, regalo, imprimir fichas…”
  • Nadie te pide que organices, pero si tú no lo haces, nadie más cae en ello.
  • Te sientes “project manager” de la casa: sin pausa, sin horario, sin reconocimiento.

Técnicas para descargar la carga mental

  • Descarga mental de 5 minutos: vacía todo en papel. Luego marca con ✳ lo urgente, ↻ lo delegable y ➜ lo que va al calendario.
  • Lista maestra + calendario real: no diez post-its. Una lista viva y visible y en un formato fácil de actualizar, hay apps y mil técnicas de organización, pero un calendario con visión mensual y Google calendar a mi me solucionan y simplifican. Lo que no tiene un espacio en la agenda, no existe.
  • Regla de los 2 minutos: si tarda menos de 2’, hazlo. Si no, anótalo o delega.
  • Bloques sin notificaciones: franja protegida (por ejemplo, de 17:30 a 19:30). Tu atención es energía emocional, dejar el móvil a un lado genera paz mental y te permite una mejor concentración para salir de la rumiación o del exceso de pensamientos.

Señales de que necesitas cuidar tu equilibrio emocional:

  • Irritabilidad constante.
  • Sensación de “voy a explotar”.
  • Dificultad para dormir aunque haya cansancio.
  • Falta de disfrute en lo cotidiano.

Si has contestado SI, a uno o más puntos, y, se repiten, desde hace un tiempo: significa que necesitas recursos y apoyo. Estás a tiempo.

La gestión de emociones en el conflicto.

La gestión de emociones se entrena antes de los conflictos, en lo cotidiano, en los pequeños gestos, en las pausas que haces (o no haces) a lo largo del día.

Porque, cuando ya estás en medio del grito, el portazo o el llanto… ya estás dentro del conflicto. Y, en ese momento: se sobrevive. Pero incluso ahí, hay recursos que te ayudan.

Si ya estás en el conflicto: cómo acompañarte sin juicio

Estás en medio del caos. Ya pasó: gritaste, te bloqueaste, dijiste algo que no querías. Te sientes mal o culpable. Sabes que ha pasado algo que querías evitar.

Respira. Aún puedes cuidar de ti.

  • Reconoce lo que te pasa: “Estoy desbordada. Me sentí sola / sin recursos / al límite”. Nombrar es el primer paso.
  • Haz una pausa física: si es posible, cambia de espacio. Respira. Lávate la cara. Camina. Date al menos 60 segundos antes de hablar.
  • Repara con amor: contigo primero. “No lo hice como quería, pero puedo volver a intentarlo.” Y luego con tu peque: “Perdón por gritar. Estoy aprendiendo a hacerlo mejor”.
  • Suaviza el juicio: lo que necesitas no es castigo, es comprensión. Estás construyendo algo nuevo, y eso lleva tiempo.

Cada vez que eliges parar, reparar o pedir ayuda, estás haciendo gestión emocional real.

Trabajar la gestión de emociones antes del conflicto.

El objetivo no es llegar perfecta al caos, sino fortalecer tu base emocional, para que el conflicto no te arrastre con tanta fuerza. Aquí es donde realmente empieza el cambio:

  • Conócete: ¿Qué cosas te saturan más? ¿Qué días estás más irritable? ¿Qué necesidades estás dejando al margen?
  • Anticípate con amor: no desde la exigencia, sino desde el autocuidado. ¿Qué necesitas tener cubierto para sostener el día? (Ej: dormir, comer con calma, tener 5 minutos sola…)
  • Diseña tus micro-cuidados preventivos: respiración, pausas reales, escritura emocional, contacto con una amiga, una caminata sin móvil.
  • Haz un ejercicio de deseo y compromiso: primero contigo. ¿Deseas realmente evitar los conflictos? ¿Qué estás dispuesta a probar diferente? Luego compártelo en casa: “Me gustaría que nos hablemos con cariño y calma, yo me comprometo a hacerlo.”
  • Facilita la colaboración: todos los miembros de la familia pueden contribuir en su medida a construir una comunicación sana y amorosa. Los peques también aprenden a poner palabras a sus emociones. La comunicación se entrena en equipo.
  • Busca acompañamiento profesional: la terapia online te ofrece un espacio seguro donde puedes entender tu historia emocional, tus patrones, y aprender a regular desde lo profundo. Es un acto de amor propio y también de salud emocional.

La gestión de emociones no es apagar fuegos: es construir un suelo emocional firme. Uno que te sostenga, te proteja y te devuelva la calma… incluso cuando hay tormenta.

Método REVIVE™: el marco que usamos en sesión on line y presencial.

Mi acompañamiento se apoya en REVIVE™, un proceso integrativo con seis pilares que entrenamos en sesiones uno a uno.
Reconexión • Emociones • Vínculos • Intuición • Valor • Equilibrio.
Aplicado a tu día a día, REVIVE™ te ayuda a identificar, gestionar y sanar lo emocional, fortalecer vínculos y liderar tu maternidad desde la autenticidad.

Plan de 10 días para bajar carga mental y subir presencia.

Día 1: Descarga mental en papel y asignación de estado (✳urgente ↻ delegable ➜ calendario).
Día 2: Calendario visible del mes y revisión de lo delegable.
Día 3: Haz una práctica sencilla de respiración; tres respiraciones donde la exhalación es mucho más larga que la inhalación. Día 4: Encuentra un espacio de 5 minutos para ti.
Día 5: Reunión familiar de 10’ para revisar el estado de las tareas y cómo nos sentimos con los repartos.
Día 6: Revisar y silenciar notificaciones no importantes.
Día 7: Paseo sin pantallas, sola o en familia.
Día 8: Revisa límites (“a qué digo sí/no esta semana”).
Día 9: Anticipa 2 situaciones que puedan desencadenar en conflicto y planea tu frase puente (“Necesito un minuto para responder mejor” o «Ahora estoy haciendo… en cuanto acabe te respondo»).
Día 10: Evalúa y celebra lo que sí salió.

Preguntas frecuentes (FAQ)

1) ¿Cómo sé si necesito terapia?
Si sientes desbordamiento constante, culpa que no cede, conflictos repetidos o señales de alerta (sueño, disfrute, irritabilidad), la terapia puede ayudarte a comprender causas y entrenar regulación emocional. Ofrezco acompañamiento terapéutico online con enfoque integrativo y objetivos claros.

2) ¿La respiración “de verdad” funciona o es placebo?
La evidencia respalda técnicas de respiración y relajación para disminuir la activación del sistema de estrés y recuperar foco y calma.

3) ¿Qué pasa si ya exploté?
Repara. Pide perdón sin justificarte o sobre explicarlo, comparte tu deseo de mejorar la comunicación y vuelve al vínculo. La reparación educa más que la perfección.

4) ¿Y si sospecho depresión posparto?
Busca evaluación profesional. Es frecuente y tratable; pedir ayuda es un acto de cuidado. Si hay riesgo inminente (daño a ti o a otras personas), llama al 112 o acude a urgencias.

Si quieres que te acompañe online y presencial.

Trabajo con madres (y mujeres en distintos momentos vitales) que se sienten desbordadas, desconectadas o en crisis de identidad, en un proceso uno a uno, online y presencial. Con herramientas prácticas para no generar dependencia.
Solemos empezar con una llamada gratuita de 15 minutos para valorar tu caso y ver si encaja contigo. Escríbeme y lo agendamos.


Si este post te ha resonado, guarda la guía, prueba el plan de 10 días y, si quieres apoyo profesional, aquí estoy —también online— para acompañarte con REVIVE™.

Nota de cuidado: Esta guía no sustituye atención sanitaria. Si atraviesas un momento crítico, busca ayuda profesional en tu centro de salud o servicios de emergencia (112).